Porque la realidad es más extraña que la ficción, me atrevo a contar la "visión" que he tenido sobre lo que está pasando en Cuba. No puedo revelar mis fuentes, así que considerad todo esto como una fantasía. Si os parece extraña, pensad que es aún más extraño que tantos países aparentemente democráticos apoyen una dictadura sangrienta que lleva casi cincuenta años en el poder. Esto es lo que está pasando en el Infierno Tropical:
Fidel Castro sabía, desde hace meses, que su organismo se estaba debilitando, y que le faltaba muy poco para diñarla. Se le ocurrió una idea que le retrata: transferir su cerebro a un cuerpo adecuado. Y el cuerpo elegido fue el de su propio hermano, sólo marginalmente más estable que el suyo propio, pero compatible genéticamente con sus tejidos cerebrales.
¿Os parece absurdo? Sin embargo, ¿qué no se puede comprar con dinero suficiente? Si Castro, en vez de ser un coyote asesino, fuese alguien digamos que con inquietudes científicas, por poner un ejemplo, podría organizar exitosamente un viaje tripulado a Marte... a golpe de dinero en efectivo y en menos tiempo que los americanos. Para este proyecto secreto, en particular, se contó con la inestimable colaboración de la República Popular China y de varios científicos sudcoreanos secuestrados para estos propósitos.
Naturalmente, al Hermanísimo no le contaron lo que se cocía. Misteriosamente, el cocinero personal de Raúl Castro murió en un absurdo accidente de tráfico, y fue reemplazado por un médico de la Seguridad del Estado, a quien se encargó la preparación del cuerpo mediante la ingestión de ciertas enzimas y sustancias activas incluidas en la comida del sátrapa. Mediante moduladores del estado de ánimo, se apartó al sanguinario general de cualquier actividad que pudiese poner en riesgo su envoltura física. Sobre todo, se inhibió su libido para evitar cualquier tipo de contacto sexual, normalmente homosexual, durante el período de "adecuación".
Tratándose de médicos chinos, hay que estar preparados para comprobar cómo compaginan teorías científicas con antiguas supersticiones orientales. El momento para el transplante fue elegido de acuerdo a las claras reglas de la astrología china, el feng shui y otras ciencias ocultas y aromáticas. Se esperaba un período de inestabilidad solar hacia mediados de este año, y efectivamente, hará pocas semanas que tuvo lugar una violenta erupción solar. Un torrente de partículas elementales aceleradas, a altísimas temperaturas, recorrió en poco tiempo la distancia entre la Tierra y el Sol, y provocó una tormenta magnética de inusual violencia en todo el planeta. Sobre estas cosas no se suele hablar en voz alta, pero todas las agencias espaciales se lamentaron por la pérdida de muchos de sus ojos y oídos en circulación orbital. Tras la tempestad siempre llega la calma, y el suceso activó la ejecución de la Operación Fausto, como la propia Seguridad cubana bautizó el proyecto.
A la cumbre argentina del Mercosur se envió un doble del dictador, mientras éste era intubado y preparado para la transferencia en unas instalaciones creadas para este propósito en uno de los cayos, o pequeñas islas, situadas al sur de la isla, intentando evitar miradas indiscretas de los principales satélites americanos. La zona elegida fue una zona muerta temporal que se produjo tras un "accidente" sufrido por uno de los satélites yanquis de vigilancia. Ha sido este accidente el que ha permitido determinar, precisamente, el marco espacial y temporal de la Operación Fausto.
No conocemos los detalles sobre cómo transcurrió la arriesgada intervención quirúrgica, pero sí sabemos que fue todo un éxito. El Tirano había firmado antes todo lo necesario para transferir el poder a Raúl Castro en caso de su fallecimiento. Los cerebros fueron cambiados de lugar, y aunque el cerebro de Raúl podría haber funcionado durante las pocas semanas de vida que le quedaban al descompuesto cuerpo de su hermano, se prefirió aplicar la eutanasia, en teoría para evitarle sufrimientos innecesarios. En realidad, para que el horror de despertar en un cuerpo ajeno y medio putrefacto pudiese ocasionar una crisis de conciencia a la Dama sacrificada en el tablero. Fidel Castro, por el contrario, despertó de su coma inducido en el momento previsto, y aunque tuvo que someterse a una, por veces, dolorosa rehabilitación, fue retomando poco a poco el control de su nuevo envoltorio corporal. Todavía no caminaba, pero los resultados iniciales permitían predecir una completa recuperación de una operación tan delicada.
... y entonces llegaron los problemas. Cuando al "machote" de Fidel Castro le retiraron las sondas intestinales y pudo cagar por primera vez por medios propios, le sorprendió descubrir que su esfínter anal estaba más relajado que el profesor del Pequeño Saltamontes, y que su diámetro era mayor que el del único ojo del mítico Polifemo. Castro, evidentemente, conocía las preferencias sexuales de su hermanito menor, pero ignoraba hasta qué punto habían afectado éstas al cuerpo que ahora llevaba puesto. El primer cagarro que expulsó era tan grueso como el muslo de un niño de ocho años, y el proceso de limpiarse la zona anal fue algo sumamente desagradable, pues toda aquella porquería tendía a desparramarse y ocultarse tras los desgarrados pliegues del orificio de salida anal. Cuando el dictador, preocupado porque "su" pene pudiese ensuciarse con toda aquella mierda, miró hacia sus partes bajas, lanzó un alarido que retumbó en toda la instalación hospitalaria: no contaba con el castigo de tener que vivir el resto de sus días con una mierdecilla de picha de apenas siete centímetros de largo en erección. El choque fue demasiado fuerte para su debilitado sistema nervioso, y el sátrapa se desplomó en el cuarto de baño, con su lengua llena de llagas asomando fláccida por la comisura de su boca.
Desde entonces, el Tirano sale y entra de un estado de trance catatónico. Cuando muestra algún grado mínimo de actividad cerebral, mueve los ojos en todas direcciones, como en el sueño REM y sólo masculla una palabra repetidamente:
"¡...pinga, pinga, pinga, pinga, pinga...!". Es decir,
"polla" en dialecto cubano.
El equipo de doctores chino-cubano está desesperado. Todos saben que peligran sus cabezas, pero no encuentran una solución a un problema a primera vista insignificante. Es imposible devolver el cerebro de Fidel a su cuerpo original... pero tampoco pueden ahora enterrar el cuerpo con el cerebro de Raúl, como estaba previsto en el plan original. El tiempo se les escapa de las manos, mientras el mundo entero mira con incredulidad hacia la Isla, hacia la penúltima dictadura comunista del planeta.
Y mientras tanto, un solitario enfermo, en una habitación aislada en un pequeño cayo al sur de la Perla de las Antillas, mira las blancas paredes con ojos extraviados y repite como un mantra: "pinga, pinga, pinga, pinga, pinga...", mientras se escucha como música de fondo el Heart Shaped Box de Nirvana, que algún sádico hijo de puta repite incesantemente a través de la megafonía local...
Freman Bregg
Etiquetas: comunismo, cuentos