miércoles, agosto 16, 2006

Ceremonia de la confusión

Imaginad que Castro ha muerto, y que su sucesor es su hermana, la Powerpuff Supernena Raúl Castro, a.k.a. La China Roja. Imaginad que ZP decide cambiar su embajador... quiero decir, el monigote que representa nuestros intereses... bueno, eso mismo. Y que en un rapto de clarividencia, decide enviar a Zerolo como sustituto, en la creencia de que un marica se va a llevar bien, de muerte, con el otro marica.

Estaría bien, ¿verdad?



Quizás al ocasional lector socialista de esta página (que haberlos, haylos) le parezca de mal gusto... y sobre todo exagerado, el comentario anterior. Le explico por qué no es una exageración y a cuento de qué viene...

La mayoría de las personas, servidor incluido, creen internamente que una dictadura comunista es más soportable que una fascista (al estilo alemán). Y esto, a pesar de que la cifra total de víctimas del comunismo sobrepasa a la del fascismo. Es cierto que hubo comunismo más tiempo que fascismo, o dicho de otra manera, que los comunistas "tuvieron más tiempo". Pero también es cierto que los asesinatos se daban por rachas, y que la intensidad de estas, en ambos tipos de dictaduras, eran más o menos iguales.

Quizás la distinción se deba a que, correcta o incorrectamente, el comunismo aparenta ser un sistema basado en el odio de clases, mientras que el fascismo se basaba en el odio de razas. Es más fácil fingir tu pertenencia a una clase que a una raza. Y naturalmente, la mayoría, y un servidor, creen que sería más fácil vivir disimuladamente en la Rusia de Stalin que en la Alemania de Hitler. Todo sería cosa de ponerle suficiente falso fervor...

Pero esto no es del todo cierto. La vía al nirvana cubano aparentemente pasaba por pertenecer en el Partido Comunista de Cuba, o para sus militantes, "El Partido" a secas. Este es un partido leninista, y a diferencia de lo que ocurre en España, en donde casi te suplican que te afilies para poder vivir de tus cuotas, la entrada a "El Partido" estaba, y está, muy controlada. Se supone, a fin de cuentas, que los militantes tienen que ser un ejemplo para la sociedad en todos los aspectos...

... y eso de "ejemplar" se aplica a todo, absolutamente todo. Un miembro de "El Partido" no puede ser maricón. Ah, sí, el número dos lo es, pero para eso es el número dos. De algún artista cubano muy conocido se dice que pasó un par de años en la UMAP... los campos de "reeducación" cubanos de los años sesenta. ¿Qué le parece? Pues aún hay más: un miembro de "El Partido", ¡no puede ser cornudo! Si la churri te los cuelga, o le pides el divorcio ipso facto, o te echan de "El Partido".

Si tutti le cornutti... Quizás parezca difícil comprobar la longitud de la cornamenta de una persona dada: lo que se usa durante el adulterio no es jabón que se gaste. Pero se equivoca. Durante las guerras "coloniales" cubanas (Etiopía primero, Angola después), muchos militantes de "El Partido" fueron llamados a filas (¿y pensaba ud. que por ser militante se iba a librar?). Naturalmente, el tiempo, la lejanía... y lo absurdo de la guerra en cuestión, propiciaron el florecimiento de los mil y un cuernos... excepto que las mujeres de los militantes eran sometidas a una férrea militancia (cágate, lorito musulmán) y si a pesar de ello corneaban al militante, éste era avisado... y a miles de kilómetros de distancia, entre los tiros de los negritos que no querían el comunismo y el zumbido burlón de las moscas tse-tsé, tenía que elegir entre renunciar a la adúltera, o a "El Partido". Hubo más de uno que, ante la alternativa, optó por el suicidio.

¿Qué cree ahora que le ocurriría a Zerolo si lo nombrasen embajador de España en la Isla Cárcel?