lunes, julio 24, 2006

Monstruos

Angeles Caso intenta convencer a Dragó de que las mujeres escritoras pagaron un altísimo precio por su don. No lo dudo. Todo aquel que tiene un don paga un altísimo precio, sea hombre o mujer. Dragó, quien no es difícil de convencer, aduce que las primeras mujeres escritoras en España fueron monjas. Místicas, recalcaría yo. Monstruos. Todavía se considera de mal gusto reconocer que eran monstruos.

Monstruos S.A.Quien tiene un don, es porque vive cerca del Centro, del pozo de donde surge toda la belleza y toda la locura de las que somos capaces. Lo llamo Centro, pero otros lo llamarían con otros nombres. No importa el nombre exacto. Es muy difícil vivir ahí. Los israelitas, luego de experimentar la Presencia Divina, se postraron ante un becerro inanimado de oro. Pocos soportan la cercanía de la Fuente. Quienes lo logran, lo pagan convirtiéndose en monstruos. Cuando Moisés regresó con las Tablas de la Ley, su cara brillaba y era difícil sostener su mirada. Dicen que se vio obligado a llevar un velo el resto de sus días.

Esto lo escribo tarde, de madrugada, postergando el momento de irme a dormir. No sé con qué voy a soñar hoy, o siquiera si voy a recordar algo de lo que sueñe. Al levantarme, cumpliré con la ceremonia: me miraré en el espejo, adivinando los signos de mi transformación.



Lo más gracioso del programa ha sido el final: ver a Angeles Caso intentado hacer "pagar un precio" a una tal Samantha Devin, monstruito intoxicado de Nietzche y su Dioniso, pero monstruito al fin y al cabo, que se atrevió a retorcer las palabras de Blake, santón protoprogre, en contra del igualitarismo. Dragó, viejo zorro, fue más discreto: le hizo saber al monstruito que había dedicado uno de sus programas a Albert Hoffman.

Etiquetas:

sábado, julio 22, 2006

Etemenanki

La primavera siguiente me sorprendió en la desembocadura del Eufrates, entre las tortugas. Llevábamos una vida tranquila, regida por las inmemoriales costumbres. Las pequeñas tortugas practicaban la escritura mediante muescas talladas en el borde de viejos caparazones abandonados. Aprendíamos también a no ser arrastrados por la corriente del río y las mareas, aferrándonos al lecho marino con las patas y, en ocasiones, el pico. Mis compañeros de juego retozaban felices sobre el limo ancestral, en el que habían nacido y crecido, pero yo no lograba apartar de la cabeza un oscuro temor a lo que podía yacer enterrado bajo la tierra y el río.

EtemenankiAquella paz basada en el olvido no podía durar para siempre. Un buen día, la corriente arrastró un enorme terrón de barro hasta la desembocadura, y allí quedó finalmente enganchado entre la vegetación del fondo y unas ramas muertas a la deriva. Al subir la marea, la violencia del agua fue desgastando el terrón, y en menos de media hora descubrimos con horror lo que se escondía dentro del barro: el cadáver fosilizado y correoso de un hombre, con una guirnalda de flores de piedra y metal en el cuello, y su cráneo hendido en dos hasta la nariz, probablemente por un golpe de hacha. Por las joyas y los restos de la ropa, parecía tratarse de un noble, incluso un príncipe o un rey. Dentro de la boca, torcida en un gesto de dolor, asomaba una piedra en forma de huevo, de un azul intenso.

No creí apropiado que supieran de mi partida. Pase en vela toda aquella noche, y cuando se apagó el último gemido de aquellas criaturas, me arrastré hasta el cercano bosquecillo y dirigí mis pasos hacia la Montaña que Toca el Cielo.

Etiquetas: ,

viernes, julio 21, 2006

Agapito, habermasiano

Y sigue Agapito con la perra que le ha dado por Habermas (al menos no ha pronunciado "mariazambrano" en una semana).
Habermas, de la escuela de filosofía marxista de Frankfurt, "jandimán" mamporrero del marxista Theodore Adorno, ha sentido miedo a medida que se le acaba la cuerda, y se ha puesto a debatir tonterías medievalizantes con el señor Ratzinger. A Habermas, por supuesto, le gustaría seguir filosofando después de su último estiramiento de piernas, y ha querido tantear el terreno con el jefe de la franquicia que vende vidas de ultratumba (el producto se disfruta en el más allá, pero se cobra en el más acá).
Para Agapito, al parecer, se trata de un filósofo marxista y ateo que ha dejado de ser ateo... bueno, aunque sea un poquito. Y eso le basta a nuestro filósofo patrio para cantar las alabanzas de Habermas y su furrisufía.
Solemos creer que la gente se vuelve sabia con la edad. En realidad, muy pocos aumentan su sabiduría. Es más frecuente que la gente se vuelva cobarde con la edad.
Filósofos: raza de víboras...

Etiquetas: , , ,

jueves, julio 20, 2006

Agapito, Agapito...

No hay infamia en el Universo que no haya sido defendida en algún momento por algún filósofo... y no hay filósofo en este mundo que no haya acunado en su corazón, que no en su cerebro, alguna infamia.
La última de Agapito: la Democracia sólo puede existir junto con el Cristianismo.
[Señor Koizumi:

Ya sabe. Según Agapito, no puede haber democracia en el Japón. Así que ya sabe: vuelva al Shinto, al Shogunato y a rebanar extremidades como en las pelis de Toshiro Mifune. De paso dígale a sus vecinos los chinos que ya no tienen por qué sentir vergüenza por no ser "demócratas". Y sí, no se preocupe, ya me encargaré de pedirle a Agapito que no pille esas cogorzas con agua bendita con tanta frecuencia.

Sayonara, baby.]

Etiquetas:

sábado, julio 08, 2006

Libertades y garantías

No puede garantizar nada algo que no existe, señor Ratzinger.

Por el contrario, la Historia demuestra que, en aquellas sociedades obsesionadas por lo que no existe, la Libertad siempre ha sido un bien escaso.

Etiquetas: