domingo, mayo 22, 2005

Who am I?

La cortesía manda. Mi nombre es Freman Bregg, y a pesar de ello, soy español y vivo en España. Mi profesión también puede parecerte rara: soy destilador de quintaesencia, con la debida titulación. La quintaesencia es una sustancia muy peculiar. Pocas personas la toleran, incluso en dosis ridículamente pequeñas, y la industria suele usarla en concentraciones casi diría que homeopáticas.

Esto ha llevado a que muchos tunantes hayan decido sustituir, por su cuenta y riesgo, y contraviniendo las leyes de casi todos los países, esas mínimas dosis por un sucedáneo fabricado casi siempre en China. Pero el resultado es apreciable… a no ser que estés insensibilizado o que participes en el engaño. Si alguien intenta venderte quintaesencia “pura”, desconfía: la verdadera siempre viene en frascos de cuarzo tallado, de color celeste, y el recipiente debe venir debidamente firmado por el destilador. Y se precavido, por favor: lo que en pequeñas porciones es saludable, en dosis mayores suele matar.

sábado, mayo 07, 2005

Un extraño con opiniones

Bienvenido, ya seas amigo o enemigo. ¿Te extraña que mencione la palabra “enemigo”? Reconozco que es raro hablar de enemistades en la Era de lo Políticamente Correcto, pero te juro que los tengo. Mi mayor enemigo es esa imbecilidad sangrienta llamada Comunismo. Sé muy bien qué es el Comunismo, porque desgraciadamente he podido observarlo de cerca. El Comunismo que observé, como todos, no funcionaba. Hay muchos, como Orwell y Hayek, que han explicado por qué es imposible que tal engendro funcione. Puedo repetir aquí sus argumentos, pero es difícil seguir acumulando razones, a estas alturas. ¿Qué puedo decir, que ellos no hayan dicho con mayor claridad?

Lo verdaderamente extraño es la gran cantidad de idiotas fascinados por esta maldita Idea. Siento curiosidad por saber por qué los comunistas, a pesar del fracaso todos los comunismos, siguen aferrados al disparate. Mis esfuerzos por encontrar una respuesta me han llevado a conexiones extrañas, aparentemente inconexas. Por ejemplo, ¿qué es lo que lleva a un fanático religioso al suicidio? Ya sé que algunos me dirán: la injusticia del mundo. Pero es mentira, porque a la mayoría de los que sufren bajo la injusticia no se les ocurre morir matando. Otros me dirán: es sólo su propio fanatismo. Eso es quedarse en la superficie.

Reconozco que comienzo a escribir estas páginas con algunas respuestas en la mano. Pero quiero verlas por escrito de todos modos. Por una parte, así te expondré al “contagio”. Y por la otra, tengo la esperanza de que este ejercicio corrobore mis intuiciones… o demuestre su falsedad.

En estas páginas podrás leer sobre virus e ideas, sobre redención y condena, sobre religión e ideología. Viajaremos del gnosticismo al budismo, y por el camino tropezaremos con los chamanes. En muchas ocasiones te haré rabiar, y espero que, al menos alguna vez, aplaudas lo que hayas leído.

Sobre todo, espero no que no te aburras demasiado…