Paganos
Se aprende más sobre la evolución examinando aquello que no funciona, llámese el pulgar del panda o el chorrificio[1] de la almeja pocha. Se estudia mejor la historia de un idioma si nos fijamos en sus verbos irregulares. Y es que aquello que desentona es, con frecuencia un recuerdo petrificado de otros tiempos.
¿Cómo es que el 1 de enero escapó al celo cristianizador de la IntBisCo medieval? En este caso, falla la regla del fósil. La única particularidad del mes de enero es que marcaba el inicio del mandato de los cónsules romanos, de manera que IntBisCo poco tenía que preocuparse. Son modernas todas las tonterías sobre uvas de la buena suerte, las bragas bermellón, y las leyendas sobre barcos fantasmas en los que una orquesta de condenados toca Auld Lang Syne una y otra vez hasta el Día del Juicio Final.
¿Cómo podríamos cristianizar este agujero negro en el asfixiante tejido de la tradición? Veamos: Jesusito nació, o eso dicen, el 25 de diciembre. Todos sabemos que no es así, pero finjamos, en aras de la convivencia. El Jefe no nació, o lo hizo cuando el Big Bang: en todo caso, no se le puede asignar una fecha de nacimiento, y tampoco importa demasiado, porque de Él ya casi nadie se acuerda. La virgen multípara ya también tiene su cumple. Pues, coño, ¡nos queda el Espíritu Santo! Digamos que el Espíritu Santo nació un 1 de enero, y que ese día celebramos su eclosión del huevo. Porque no olvidemos que el Espiritito es una palomita, y que yo sepa...
Es curioso comprobar el efecto de todas estas tonterías en una mente infantil (asumo que usted ya ha olvidado el efecto que tuvieron en la suya). La pasada nochebuena, mientras mi sobrina cantaba villancicos para amenizar la ceremonia del engullimiento del turrón, mi sobrino, que es más pequeño, quizo aportar lo suyo, y se trajo un dibujo sobre brujas y vampiros que había hecho por Halloween. La familia se sorprendió y escandalizó, pero es porque no comprendieron el funcionamiento de la inocente mente del niño: ¿no estábamos celebrando el cumple del Hijo de Dios? Pues, joder, ¿por qué no acordarnos del natalicio de su hermano Lucy? Al fin y al cabo, el viejo Nick será un hideputa, pero también es hijo directo del Señor.