El secuestro de Edgardo Mortara
Por sus frutos los conoceréis. La jerarquía católica se autoproclama defensora de la familia y afirma combatir los intentos estatales de apropiación de los derechos de los padres. Es una buena causa, sin duda alguna, pero el enemigo de mi enemigo no es automáticamente mi amigo. ¿Qué hay en realidad tras esta batalla? ¿Está convencida la Iglesia de la inviolabilidad de estos derechos paternos? ¿O sólo combate a un adversario, el Estado moderno, con el que compite por estos privilegios? ¿Buenas intenciones o un ataque de celos? Es aleccionador comprobar cómo se ha comportado la Iglesia cuando no ha tenido que competir con el Estado. Y no hay que remontarse a la Edad Media para ello. Nos bastará la Italia del siglo XIX.
El 23 de junio de 1858, los esbirros de la Inquisición entraron a saco en casa de Salomón Mortara y Marianna Padovani, un matrimonio judío residente en Bolonia, ciudad que en aquella época pertenecía a los Estados Papales. Las órdenes consistían en secuestrar a Edgardo Mortara, un hijo de la pareja que por entonces tenía sólo seis años, y llevarlo a Roma. ¿El motivo? El niño se había convertido, sin saberlo, en “cristiano”.
Cinco años antes, Anna Morisi, una criada analfabeta de la familia, había “bautizado” en secreto al pequeño Edgardo salpicándolo con unas gotas de agua. El bebé había enfermado, y la supersticiosa sirvienta temía que Dios, en Su Infinita Misericordia, enviaría al crío de cabeza al Infierno si moría. El simple hecho de que un par de gotas de agua tocasen el cuerpo del niño, tras mascullar los debidos ensalmos y conjuros, bastó para transmutarlo en cristiano, no sólo ante los ojos de Dios, que sería lo de menos, sino ante los ojos de la dictadura papal. ¿Un niño cristiano educado por una familia judía? ¡Ni hablar! Sería un caso como el de Mowgli... Recuerde que la idea de que los judíos llevasen un distintivo visible no se le ocurrió a Hitler, sino que era ley común en las ciudades cristianas con ghettos judíos.
Los Mortara hicieron todo lo que estaba a su alcance para recuperar a su hijo, pero la bondadosa madre Iglesia sólo permitió que Marianna lo viese, bajo estricta vigilancia sacerdotal, a los cinco meses del rapto. Luego perdieron su pista… hasta que Ricardo, uno de sus hermanos, volvió a encontrarlo en 1870, al entrar en Roma como soldado de las fuerzas de liberación. Para entonces, por desgracia, el secuestrado era víctima del síndrome de Estocolmo, y se identificaba con sus raptores más que con su familia. El daño era ya irreversible.
El caso Mortara fue un escándalo en su momento, y contribuyó al descrédito del Papado y al final de los Estados Papales. Los jesuitas atacaron a la familia, alegando que su empeño en recuperar al hijo secuestrado era debido más bien al odio anticatólico que al amor de unos padres. Como ve, es la misma técnica que nuestros píos y martines siguen usando cada vez que alguien dice algo que no les gusta: nos ciega el odio, es evidente.
Es también curioso que Pío IX, que tomó parte activa en los hechos, haya sido el Papa que estableció del dogma de la Inmaculada Concepción y que convocó el primer concilio vaticano, aquel que estableció la “infalibilidad” de los CEO de IntBisCo. No sólo eso: existen actualmente planes para elevar a este tirano y secuestrador de menores a los altares. Es la clásica doble vara: lo que está mal cuando lo hacen otros, está bien cuando lo hace un Papa. Si ZP intenta que todos traguemos su “educación para la borreguería”, es un acto inaceptable. Si la Iglesia logra que la asignatura de Religión sea obligatoria y que la impartan sus secuaces, bendita sea. Lo siento mucho: no soy ni psociata ni católico. Hay más cosas en este mundo que las que sueñan Ratzinger y el señor Rodríguez.
Puedo imaginar lo que objetaréis algunos: que los tiempos han cambiado y que no hay que juzgar a la Iglesia por lo que pasó hace un siglo. Bien, me parece estupendo que así sea: errar es de humanos. Sin embargo, me parece haber escuchado a alguien que la Iglesia era una organización creada por el mismísimo Dios. ¿Una organización divina que cambia sus principios morales con el tiempo? ¿En qué quedamos? ¿No era eso el temido relativismo moral?
Una pequeña muestra sobre cómo Dios los crea y el Diablo los junta:
Lo del Martínez de las narices era esperable. Sin embargo, me llama más la atención otro detalle. El artículo no se muestra crítico con este señor Boff. Sin embargo, el santón fraticello suelta frases como "un acto autoritario, pese a todo lo bueno que ha hecho por el pueblo con los petro-dólares", refiriéndose a la represión del Gorila Rojo, o "Cuba hizo la revolución del hambre, y ahora tiene que hacer la revolución de la libertad".
Pues me va a tener que perdonar fray Boff, pero las frases son el par de gilipolleces típicas de los fraticelli, y un claro síntoma de miseria moral. ¿Revolución del hambre, el revoltijo del 59? Ni muchísimo menos: una panda de niñatos católicos de clase media que ponían bombas en los cines (esa es la cara menos amable de la nada amable revolución cubana), y que estaban cabreados por sufrir un dictatorzuelo mulato, ellos que eran tan blancos, al que acusaban de la penetración de las sectas evangélicas yanquis en la Isla, entre muchos otros males reales e imaginarios (sí, ese es el origen del antiamericanismo de zarzuela de algunos de los parientes de Dinio).
Etiquetas: ateísmo, catolicismo, IntBisCo, santos y santones
6 Comments:
Conociendo esta jugosísima anécdota, que por supuesto es algo más que una "anécdota", pienso en que fué justamente leyendo a Johnson cuando articulé mejor eso del "relativismo moral" (religioso), algo especialmente visible en esta etapa del siglo XIX, cuando se suceden las condenas al "modernismo" a la vez que la Iglesia pacta con la modernidad y se adapta a los tiempos.
Lo que hay es una apropiación de conceptos según convenga. Por ejemplo el uso constante que hace Benedicto XVI de "relativismo" (en realidad, una mera ocasión para afirmar su ortodoxia). También, y en línea con el post, la apelación a la "libertad de los padres" como mascarada de la moral "familiar" específicamente romana.
Si ZP intenta que todos traguemos su “educación para la borreguería”, es un acto inaceptable. Si la Iglesia logra que la asignatura de Religión sea obligatoria y que la impartan sus secuaces, bendita sea.
Y lo más trágico-cómico del caso es que estamos realmente atrapados entre estas dos alternativas. Con todo, lo que más molesta es el enmascaramiento del lenguaje y el no llamar a las cosas por su nombre. Si al menos fueran por delante...
Y lo más trágico-cómico del caso es que estamos realmente atrapados entre estas dos alternativas.
... sobre todo porque, citando a Dragó, el psocialismo es una secta cristiana. El viejo marxismo era otra cosa, pero este psocialismo pringoso y blandiblú sobrevive haciendo con el cristianismo lo que el cristianismo hizo en su tiempo con el mitraísmo, el paganismo y demás. Por eso molestan tanto las primeras comuniones "por lo civil": reconocen el patrón de apropiación.
Estos vínculos genéticos dan mucho juego: cristianismo y psocialismo comparten ADN y compiten por el mismo nicho ecológico. En cambio, el nazismo tiene otra génesis, más bien paganizante, pero en vez de competir contra el cristianismo, ambas partes intentaron el comensalismo.
Creo que ese es el error del "Spengler" del Asia Times: se puso a mirar fotos de la época y descubrió una asombrosa criatura con dos espaldas y ocho extremidades. Por supuesto, pensó que era el viejo y bueno cristianismo europeo que se había contaminado de paganismo. Pero en realidad, la foto mostraba a dos animales muy diferentes... intentando alimentarse de la misma presa y lanzándose impúdicamente piropos y bendiciones.
Quien sabe si la historia, como tantas otras, hubiese terminado con una sesión de catre, sudor y lágrimas. Es más que probable que uno de los dos bichos se hubiese zampado al otro tras los fuegos de artificio, como hacen las mantis. Las religiosas, claro.
Justamente eso de decirte que odias a la Iglesia porque la criticas me acaba de ocurrir hoy mismo y por enesima vez. Yo creía que solo me ocurría a mi.
Parece que a la enfermedad de islamofobia ahora debo de agregarle la de odio a la iglesia y bueno que se le va a hacer nadie es perfecto!
Hola, Augusto. Es el mundo de Fahrenheit 451 (la original de Bradbury): terminan por prohibir los libros, porque cada libro, inevitablemente, se mete con alguien y ofende a alguien. Ah, y mira qué profético: las pantallas planas se apoderan de las paredes de las casas, y transmiten todo el día "reality shows" al estilo de Gran Hermano. Igualico, como dicen en mi pueblo.
¿Podrias poner las fuentes de donde has sacado esta historia?.
¿Por qué no te buscas la vida, como todo el mundo? ¡Ah, es que Dios te ha dotado con unos testículos de un metro de diámetro!
Lástima que no haya hecho lo mismo por tu pilila...
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