Fauna
All mimsy were the borogoves
And the mome raths outgrabe.
And the mome raths outgrabe.
Oh, no, no voy a comparar a mis semejantes con animales; sería tan pueril como vulgar. La fauna a la que me refiero habita en mi cabeza, y compone mi alma, y como en el cuento de Bradbury, sus miembros libran batallas por mi cuerpo mortal.
Primero llegó Draculín, la cría huérfana de una vampira drogata. Draculín, premonitoriamente, también albergaba dos almas: de rata y de paloma. Tras descubrir que no era ninguna de las dos cosas, logré dejarlo abandonado en una playa de Galicia, entre suculentas vacas llenas de sangre tibia y sabrosa. No llegué a contar su encuentro con los Testigos de Superman, ni sus dudas y angustias por sus similitudes con Batman, el Príncipe de las Tinieblas. Pero Draculín me dejó como recuerdo un poso de desencantada sorpresa, como la que él mismo sintió cuando aquel palomo gordo del convento murió cagándose en el Gran Pájaro Invisible.
El silencio de Draculín hizo posible que escuchase otras voces animales que pugnaban por hacerse notar. Fue un proceso lento, pero finalmente escuché el germánico maullido de Oskar von Schüngo, desperezándose con el amanecer de Zarathustra. Y de la bostezante boca del freigraf von Schüngo, surgió Tomás Pandahorny, como Atenea de la cabeza abierta de Zeus. Tomás, exilado de la Chiquia ex-comunista, es un peculiar personaje: erudito, incansable viajero, un perfecto caballero. En su prosa, algo cansada, se adivina, no obstante, cierto regusto cínico que sólo es achacable al hastío por la predecible estupidez humana y animal.
Mientras todo esto ocurría, un malvado conejo acechaba en la oscuridad. Primero mostró su faceta más espiritual: la de un sabio gurú postmoderno, conocedor del alma humana. Se hizo llamar Shosho, en homenaje a otro animalito espiritualista de su misma quinta, llamado Osho. ¡No me negará que es un nombre muy apropiado! Es el especialista en historias sobre pirámides, peonzas y cábalas… pero no logro apartar de mis oídos la lejana risa burlona de la cara más oscura de Shosho, el conejo psicópata.
Porque Shosho, como el doctor House, es adicto al jarabe para la tos, y su ingesta lo convierte en un monstruo que combina lo más excéntrico del Sombrerero Loco y de la Liebre de Marzo. Dos cucharadas del elixir, y Shosho se lanza a escribir sobre las aventuras de los sectarios del Pepino y sobre los esfuerzos de un tal Isidro para librarse del sudor de su frente. Es la faceta coñazo de nuestro conejo.
Y hay más fauna latente, batallando en mi interior. A veces veo sombras de terribles reptiles alados, que se alimentan de almas de ángeles, para hundirse a continuación entre las lúgubres pompas de la destrucción y el caos. Pero también escucho distantes susurros de hadas de pura luz, y es cuando Shosho calla y escribe verdaderas historias de esperanza. Pandahorny las lee y aprueba, o puede enviarlas a la papelera, arrugadas, si cree que Shosho ha equivocado las palabras o la gramática.
Todo este ruido, toda esta furia duele, y la cabeza parece estallar cuando las voces pasan del murmullo al grito. Es entonces el momento de ir a dormir, y quizás soñar.
Funny fauna...
Nota aclaratoria: Estoy convencido de que Shosho es un conejo. Aviso, no obstante, que von Schüngo cree que se trata de un Bundersnatch. Lo mismo es que le he escuchado mal: el barón tiene un acento tan cerrado...
Etiquetas: Shosho unleashed, yo
5 Comments:
Los sueños de la razón producen Shohos.
Por cierto, muy bueno el dibujo. Me gustaría una versión más grande.
Los sueños de la razón producen Shohos.
... pero no olvides que siempre, tras todo gran hombre, siempre hay un Shosho.
(joder, es que me enteré hace poco de quién era el Osho de las narices, y era para flipar sin receta médica)
¿Qué tal de salud? Bueno, supongo que estarás harto de hablar de ello. Asumo que mejor y mejorando.
... pero no olvides que siempre, tras todo gran hombre, siempre hay un Shosho.
¡Eso sí que es una gran verdad!
... pero no olvides que siempre, tras todo gran hombre, siempre hay un Shosho.
Y detras de un Osho...hay por lo menos dos docenas de Rolls Royces...
:) 'xacto.
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