viernes, septiembre 21, 2007

Preludio a la inversión de los valores

Hace poco, en las primeras páginas de una colección de cuentos de terror, encontraba esta simpática parodia, atribuida a Olaus Wormius, el traductor latino del Necronomicon:
Cthulhu noster qui es in maribus,
Sanctificetur nomen tuum.
Adveniat regnum tuum
Fiat voluntas tua sicut in R’lyeh et in Yha-nthlei.
Recordé entonces un pequeño cuento mío, El Gusano, que al parecer no gustó a muchos. El relato terminaba con mi propia versión del Padrenuestro, aunque cambiando el sexo del progenitor:
Madre Eterna que habitas mis sueños:
Bendito sea el corrupto fruto de Tu Vientre.
Pues sólo de Lo Corrupto y burbujeante surge La Vida,
Y fuera de Tu Vientre sólo hay Dolor.
Iä, iä, Cthulhu fhtagn!Técnicamente, el cuento no es gran cosa: lo escribí de un tirón, en una tarde, y ni siquiera lo corregí. Lo que me pareció, y me sigue pareciendo interesante es la idea que desarrolla. Se trataría de una inversión del mito de Cthulhu. El pulpo demoníaco, en mi versión, no sería ni lo primero ni lo segundo, sino una especie de Prometeo que, durante eones, se habría alimentado de la materia cerebral de ciertos “ángeles”, adquiriendo fuerzas y conocimientos extraordinarios gracias a su dieta. En cierto momento, habría desafiado directamente al poder angélico, y estos lo habrían condenado al encierro subterráneo en un planeta remoto, pero algo familiar para el lector. Mi Cthulhu sería el verdadero creador de la Humanidad, a su imagen y semejanza, y todas las historias sobre cefalópodos malignos serían mera propaganda de sus adversarios. Teniendo en cuenta el manoseo indiscriminado que han sufrido los mitos de Lovecraft, no me pareció tan mala esta variación.
La idea de una inversión de valores arrastra muy mala fama, por culpa de Nietzsche. Sería demasiado laborioso explicar la idea del alemán, por lo que ni siquiera lo intentaré. Nietzsche pretendía que la inversión de los valores era un hecho histórico, extendido a lo largo de unos pocos siglos. Naturalmente, nunca hubo tal cosa, porque nunca ha existido una Edad de Oro en la que los “valores” estuviesen con la cabeza hacia arriba y los pies en el suelo.
Here we go round the mulberry bush...¿De dónde sacó Nietzsche su idea? Probablemente, de la historia que por entonces se conocía sobre Zarathustra y el zoroastrismo. Los prólogos baratos al Also Sprach suelen explicar la referencia a Zarathustra mediante el sistema dualista que habría inventado el viejo profeta. Tienen razón, pero sólo en muy pequeña parte, pues la realidad está tejida con muchos más mimbres. Y sí, en efecto, en aquellos remotos tiempos, se produjo una extraña inversión de los valores, aunque no del tipo que convenía a las teorías del filósofo.
Si logro apartar el tiempo necesario, intentaré explicar algunos de los hilos que se dejan los prologuistas de alquiler. La historia tratará sobre devas y asuras, y también sobre ahuras y devas. Y también sobre el sánscrito y el avéstico, sobre Anquetil du Perron, e incluso sobre el famoso molino de Hamlet. Muchos de esos hilos se alargan hasta nuestros días, y son necesarios para comprender el tejido de nuestra propia realidad.
Si este artículo es el preludio, el siguiente tendrá que ser una fuga.
... y ahora, el minuto cultureta. En mi cuento, contaba:
Conocí secretos blasfemos sobre este Universo, como su creación en un alarde de soberbia del impío Demiurgo, encarnado en un reptil, y qué horror innominable se esconde dentro de la nebulosa del Escorpión, esperando el fin de los tiempos.
Ejem... ¿qué pinta la constelación del Escorpión en todo esto?

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2 Comments:

Anonymous Anónimo escribió...

Pues el cuento de El Gusano, me parece excelente, muy bien redactado y no pierde intensidad. Eres un fiera escribiendo, no hay duda. Como he devorado lo que escribía Lovecraft y otros de su cuerda, puede ser que sea también un bicho raro y hasta en esos monstruos encuentre algo atractivo.

La crítica... la inserción del Adam Kadmon puede ser algo forzada, y no cuadra, salvo como inversión de valores, entonces sí que puede resultar comprensible.

Saludos

9:30 p. m.  
Blogger Freman escribió...

la inserción del Adam Kadmon puede ser algo forzada, y no cuadra

Hum, lo mismo metí la pata. Incluso aunque la elección estuviese justificada, un cuento no es un acertijo, y si no se ve la relación a la primera, es un fallo. En mi favor, ten en cuenta que lo empecé a escribir sin conocer la trama. Sólo tenía la primera frase: el bocado más exquisito no es el corazón. El resto fue tirar del hilo. De hecho, hay varias inconsistencias sobre cosas como el tamaño relativo de los "protas", sus formas y tal. Pero las he dejado porque le añaden a esa sensación de extrañeza.

La justificación: lo primero, es que mi "gusano" es un personaje positivo. Es, además, el Protohumano, porque es quien insufla inteligencia en nuestra especie. No es el Number One, que en todo el cuento no aparece, ni es el Demiurgo, que en el cuento es el jefe de los ángeles reptiles (observa que no he usado el Tetragramaton para el Demiurgo, sino la deformación europea del Nombre). El gusano, por lo tanto, es un tercer eslabón, por así decirlo, en la cadena creativa que lleva a la especie humana.

Sé que hay variantes sobre el significado de Adam Kadmon, pero aquí he usado la más cercana al gnosticismo. El problema es, además, que el término gnóstico era mucho más feo.

2:38 p. m.  

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