Extraña proyección
Me pregunto qué extraña proyección debe haber cegado a Agapito Maestre para escribir esto:
El alemán es un pueblo extraño. Nunca olvida la más mínima ofensa. Es su desgracia. Siempre tiene buenas razones para pelear contra sus vecinos o los de más allá.
¿Puede que sea yo el equivocado? No soy precisamente un germanófilo, pero no reconozco el cuadro agapitiano en el escaso puñado de alemanes que conozco. Conocí bastante a una alemanita, hace ya un tiempo, y era como tratar con una mariposa dentro de una armadura. Ella se vengaba llamándome Merlin-disfrazado-de-patán. Su idioma permite combinaciones aún peores.
Quizás sea esa la clave: que he conocido personas, no "alemanes". ¿Que cambian cuando el espíritu de la horda se apodera de ellos? Lo mismo nos ocurre a todos. La masa no nos mejora: sólo nos degrada.
¿La mariposa? Un día atravesó la visera de la armadura y se posó sobre la punta de mi nariz. La gente sonreía al verme pasear con una flor viva en la cara, pero me preocupaba quedarme dormido involuntariamente y aplastarla. Resoplé, estornudé y salió volando. Pero de cuando en cuando regresa, y golpea el cristal de mi ventana con sus alas. Descorro entonces las cortinas y la dejo pasar, y pasamos la noche hablando sobre polen y flores, y sobre la extraña vida de las plantas.
Etiquetas: agha pito, extrañeces
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