miércoles, enero 03, 2007

El niño de madera de pino

En un oscuro sótano abandonado, en un pueblo perdido de la Toscana, un niño de madera de pino repasa el botín de su última aventura. Geppeto ha muerto, y todos se han olvidado de él, de la abominación creada por el viejo carpintero. Se han escrito libros sobre él, uno en italiano y otro en ruso, y muchas películas se han inspirado en su leyenda. Pero no es una persona jurídica y no puede reclamar sus royalties a quienes se han enriquecido con su historia. Ni siquiera lo ha intentado.
Sobrevive porque la madera envejece con más lentitud que la carne. La pintura se ha ido cayendo, pero eso le favorece, pues las vetas de madera pulida semejan figuras de la Kabbalah sobre su rostro geométrico. De cuando en cuando abandona su sótano, siempre en noches sin luna, para robar un poco de trementina para sus dolidas articulaciones, y para averiguar si el mundo sigue aún girando.
Esta vez se ha traído de la excursión un bolso abandonado por unos turistas japoneses. No entiende para qué sirven la mayor parte de los objetos que va examinando a la luz de una vela: lápiz labial, un pasaporte, llaves, pañuelos de papel, tarjetas de crédito, un teléfono móvil... Algo llama su atención: unos folletos de la Sony que probablemente acompañaban al teléfono. Pasa las páginas y de pronto se fija, extasiado, en la foto de un perro de metal. El cachorro juega con una pelota, se yergue sobre sus patas traseras, suplica para que jueguen con él, y se llama Aibo, aunque esto último no lo puede adivinar.
No logro ver, por la bruma, lo que sucede a continuación. Si yo fuese Dios, haría que Pinocchio echase mano del teléfono móvil y marcase el número indicado en el catálogo. ¿Le importa si finjo que esto fue lo que ocurrió?

Etiquetas:

4 Comments:

Blogger El_Hispanico escribió...

Me encanta el blog, tienes un nuevo lector habitual ;).

El Hispánico

8:53 p. m.  
Blogger samuel escribió...

Es precioso. Conozco algo de la sensacion de ese olvido.

Y pensando en cuentos, siempre he pensado lo curioso que resulta que ningun animal sepa que ellos son los protagonistas de muchos de esos cuentos que no se olvidan, aunque algunos, dicho sea, son bastante insoportables.

O de reproducciones que descansan en las estanterias de las jugueterias o los dormitorios.

Imagina un oso que su imagen de peluche sirve a todo ninio para dormir o para adorar, o imaginan los animales que son protagonistas de las peliculas animadas, o de las fabulas, donde hablan y hasta tienen pensamiento filosofico? Y que dirian , si lo supieran. Probablemente dirian, pero que cojones estamos hablando ahi.

4:58 a. m.  
Blogger Freman escribió...

:) Gracias, Hispánico. Protesta cuando no te guste algo, que de eso se trata también.

Y pensando en cuentos

¡! No se me había ocurrido... y la idea da para mucho. No se me había ocurrido porque en el fondo soy un solipsista que no lo quiere reconocer y que se empeña en mirar sólo hacia "arriba". Claro, si me planteo eso respecto a Dios, enseguida se apaga la idea... porque una de las características suyas es que contiene nuestros pensamientos.

Por eso, y permíteme que te lleve la contraria, el artista eres tú, Cruzcampo. Un científico es un señor que apunta su linterna hacia el lugar correcto, donde sabe que va a encontrar algo. Un artista es un señor que alumbra donde no sabe qué es lo que encontrará.

10:29 a. m.  
Blogger samuel escribió...

Gracias ...a lo mejor es que aprendo en este blog, ... o me da que soy paranoico nada mas, ya me gustaria ser mas productivo.:)

2:14 p. m.  

Publicar un comentario

<< Inicio