Phelps, sortudo...
¡Qué suerte tienes, Michael Phelps, de que no haya ningún españolito compitiendo en natación en Pekín! De lo contrario, las televisiones estarían transmitiendo lo importante que es el octavo puesto de Paquito, las imágenes de su abuela llorando de felicidad, la borrachera de los aldeanos de su villa a costa del campeón local, etcétera, etcétera.
Sólo gracias a la ausencia de españoles, nos enteramos de cómo destrozas a brazadas, casi cada día, la curiosa superstición de que todos somos "iguales", en la mismísima Pekín.
¿Y ahora qué, Pepu? ¿Vuelve el baloncesto a llamarse basket, a secas?
Son un verdadero placer las predicciones contrafactuales, oir hablar de ayudas arbitrales y escuchar a la peña descerebrada de poligoneros canturrear semiconvencidos aquello de "yo soy español, español, español"... con la melodía de la kalinka rusa.
Ah, y como digno segundo lugar entre los placeres de este día del señor, ver a la Madonna mostrando imágenes, en un concierto, de Barak Obama y de la Tía Rufina de Bombay. Coño, no sabía que el morenito fuese tan cabrón y mentiroso...
3 Comments:
Que comentario más acertado. Porque recordemos que el inefable equipo que comentó la inauguración (el mismo de los "pergaminos" y las anacletas) hizo incapié en que "no sólo hay que tener en cuenta las medallas, también los dimplomas olímpicos".
Mierda de país.
De todos modos, no creo que haya país que esté libre de pecado en este asunto. Lo único singular es que aquí no intentamos disimular.
La Olimpiada (en singular, por favor) me la suda. Ya no es lo que era. En los buenos viejos tiempos estaba prohibido terminantemente ir a la guerra durante los Juegos Olímpimpicos (ahora sí en plural).
Putin se está jugando ser traspasado por un rayo y que un toro blanco rapte a su mujer.
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