Ricardo, el de los dibujos
Ayer, un tipo llamado Ricardo que dibuja monigotes para el diario El Mundo, dibujaba un tanque en el Líbano. Cuatro soldados, como los de Gila, se apiñaban en la torreta, y cada uno se preocupaba de algo diferente. La gran preocupación del primero era que vigilasen el aire, no les fuera a caer un misil israelí encima.
Hoy, el mismo individuo dibuja dos bon vivants en un parque. Uno le dice al otro: "a ver cuándo inventan un inhibidor que aborte el uso del terrorismo como arma política".
Sin embargo, no fue un misil israelí el que asesinó a seis de nuestros soldados niños. E incluso suponiendo verdadero eso del "terrorismo como arma política", se trata de un arma que no parece hacer mucha sangre. Ya quisiera cualquier ser ZP sometido al bombardeo de esta implacable arma, antes que ser un Jhonathan o un Jefferson a merced de los amigotes de Moratinos. ¿Cómo es posible que nuestros vecinos, porque este Ricardo es un simple hijo de vecino, estén tan ciegos? ¿Cómo es que le pueden más sus prejuicios que la cruda realidad?
Gente pequeña, en todos los sentidos, abrumada por noticias que no logran asimilar, desbordados por un mundo que no se ajusta a sus voluntariosas teorías. No saben si temer más al hambre o al calentamiento global; al presunto fascismo de su vecino del quinto o al totalitarismo del imán de la mezquita de su barrio. Entonces entierran sus cabezas en sus respectivos culos y comienzan a pedorrear consignas al viento.
Etiquetas: expaña, gilipolleces, terrorismo
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