sábado, diciembre 09, 2006

Anastasia Jerusalén de Palestina

A dream within a dream
I've been locked inside your heart-shaped box for a week.
Nirvana

Hay que ser un loco, o un genio, para fundir a Disney, Blake y Tony Blair en un mismo nombre propio. La mujer que así dice llamarse tiene probablemente más de lo primero que de lo segundo, aunque ha conservado la suficiente cordura para enfermar en la vieja Albión. No parece una impostora: se parece más bien a Marta Sánchez después de las operaciones... pero se nota que lleva días sin tocar la crema hidratante. Tampoco sonríe coquetamente a la cámara. Su sonrisa es más bien como la de un Buda relajado. Más bien, es la sonrisa de Maya, mientras imagina el mundo en que vivimos.

Cuando en psiquiatría contaban más Kraepelin y Janet que Lacan y Guattari, se decía que los hombres y las mujeres enloquecemos de forma diferente. Nosotros nos creemos dioses y hacemos la guerra a los demonios. Ellas se creen princesas y hacen la cama, imaginando en sueños el devenir de generaciones y generaciones de hijas que se convierten en madres para luego concebir y criar más hijas. Cuentan que una francesita hebefrénica soñó una saga de cuarenta generaciones en sólo dos años de continuas alucinaciones. Luego dejo de alimentarse, y se apagó.

Anastasia Jerusalén teje incansable sus sueños mientras el mundo envejece y los rascacielos se desploman. Salve, princesa. Me duele no poder hacer más por ti.

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