Histeria

¿Conoce usted alguna historia, leyenda, novela... lo que sea, en el que tres o más ejércitos mutuamente hostiles, se enfrenten a la vez en un campo de batalla? Yo no. Puede que esto revele una limitación humana: la capacidad de luchar contra dos enemigos simultáneamente. O puede que sea una consecuencia de nuestra subjetividad: alguien en la mencionada situación percibiría que se enfrenta a un único enemigo, o en todo caso, a dos enemigos coaligados. ¿Y acaso, en estas circunstancias, importan estas distinciones? Puede que sí. Puede que la oportunidad de vencer se base en evitar la temida coalición, en explotar la enemistad que no se acierta a ver.

El enemigo de mi enemigo no es necesariamente mi amigo. Lo contrario de un error, suele ser otro error. La vida no discurre en blanco en negro, pero no por la existencia de tonos de gris, sino porque también existen el rojo, el azul y el color de hormiga.

Hoy he presenciado una manifestación de este pensamiento dualista. Telemadrid ha pasado dos "reportajes" sobre el maldito "código Da Vinci"... aunque sólo anunció claramente el primero de ellos. El primero consistió en una mesa redonda en la que connotados friquis parloteaban sobre los profundos mensajes ocultos en la novela. El segundo me pilló por sorpresa: un furibundo ataque concertado contra la novela... y contra toda experiencia religiosa ajena a la sacrosanta Iglesia Católica. Evidentemente, no tengo pruebas, pero puede haber ocurrido que la primera payasada se haya ejecutado como compensación a la intención original de mostrar la segunda. O por el contrario, puede que la idea de la mesa redonda de payasos esotéricos haya surgido primero, y que el segundo reportaje haya sido añadido a posteriori. Imparcialidad, por parte de la televisión pública, pues se muestra todos los puntos... para quienes consideran que sólo hay dos bandos posibles en este desgraciado planeta.

No comprendo tanta histeria por parte de esos que se sienten atacados... y me preocupa. Ahora es "El Código Da Vinci", pero hace poco era "Harry Potter". Y no sabemos qué será mañana.

Ya he dado mi opinión, y no me gusta repetir mis argumentos sin necesidad. Pero el suplemento Iglesia de Libertad Digital de esta semana me ha recordado un argumento sobre el que no había opinado. En el artículo en cuestión, se menciona lo peligroso que puede resultar demonizar a un colectivo: en este caso, no se deja claro si se trata del Opus Dei o de toda la Iglesia Católica. Se trae a colación, como cabía imaginar, el ejemplo de la famosa falsificación de "Los Protocolos de los Sabios de Sión"... que muchos católicos españoles siguen citando como si fuese un documento verídico, por cierto. Creo que es desproporcionado: los judíos nunca ha gozado en Occidente del poder que todavía goza la Iglesia vaticana como institución.

Pero admitamos que sí: que "El Código Da Vinci" ha dado un paso peligroso al respecto. Bien, espero entonces que la Iglesia española haya comprendido, de una puñetera vez, lo peligroso que resulta demonizar a colectivos enteros sólo por no compartir doctrina. Supongo entonces que la Iglesia española desistirá de su campaña de odio contra la masonería. Pero supongo que supongo mal. Hoy, don César Vidal, era una de las voces cantantes en el reportaje contra la novela de Dan Brown. Hoy, don César, le toca a los masones. Mañana le puede tocar a los evangelistas. Le convendría pararse y pensar un poco. Las ansias de hegemonía son también peligrosas, y existen antecedentes, muchos antecedentes en esa Historia que usted afirma conocer tan bien.

Al fin y al cabo, el enemigo de mi enemigo no es necesariamente mi amigo.