sábado, mayo 09, 2009

A rabblement of translators

El Rey Julián, cayendo de un acantiladoReleyendo a Harold Bloom, en ¿Dónde está la sabiduría?, encuentro esta enigmática frase:
Hay un largo camino desde Platón hasta nuestros lémures contemporáneos [etcétera]
Y en una nota al pie, el traductor intenta mitigar mi extrañeza:
Bloom ya utiliza esta imagen en "El canon occidental". Los lémures son todos los miembros de lo que él llama la Escuela del Resentimiento (o sea, todos los estudiosos de la literatura que no la analizan desde una perspectiva puramente estética) y que hacen lo mismo que esos roedores: cuando uno se lanza por un precipicio, todos le siguen.
¡Imbécil! ¡Warren está muerto! ... no, un momento, eso es de Lovecraft... ¡Imbécil! ¡Son lemmings, no lémures!
La frase real de Bloom es a rabblement of lemmings, que se puede traducir como la turba de los lemmings, o la chusma, o la multitud. Un lemming, efectivamente, es un roedor. Y, por cierto, es falso que se suiciden lanzándose del primer acantilado que tengan a mano.
Por otra parte, un lémur es un primate. Y no creo que al Rey Julián le guste la idea de lanzarse desde un acantilado, a no ser que sus súbditos se lancen primero para crear un mullido colchón.
Traduttore, traditore...

... y si la diversión le ha parecido poca, lea el último párrafo del artículo sobre los lemmings de la Wikipedia española (¡que evidentemente, no aparece en la versión inglesa!):
Pero, ¿qué coño...?Conclusión: La biología demuestra que los lemmings no se suicidan, sino que se acostumbran a seguir el mismo camino y pueden caer en un río si es que ese camino ha cambiado y ahora termina en un río. Pero para algunos especialistas en psiquiatría la costumbre de seguir siempre el mismo camino (aunque este cambie) sería obsesiva compulsiva; por esto serían suicidas con T.O.C (Trastorno Obsesivo Compulsivo).
¡Por los cojones de Poncio Pilato! ¡El párrafo es digno de haber sido escrito por Pío Moa o Amando de Miguel! ¡Qué dilema! O creemos al autor de la parida, y atiborramos a estos animalitos de Prozac, o por el contrario, encerramos al psicólogo animal y lo tratamos con haloperidol.
En una cosa, no obstante, el especialista en roedores tiene razón: cuando un tonto tira por un camino, o se acaba el camino, o se acaba el tonto. O, como decimos en nipón: baka wa shinanakya naoranai.

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