lunes, abril 30, 2007

Walpurgisnacht

Noche de Walpurgis. Tened cuidado aquellos que salgáis.

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viernes, abril 27, 2007

Matar un elefante

Buscando en Internet, he dado con este ensayo de Orwell:
Es una historia vieja sobre un mundo viejo que, aparentemente, ya no existe. Pero, aunque ese mundo ya no exista, existen las mismas personas. Puede que sea el arte o la habilidad de Orwell, pero me ha hecho revivir la escena... y tomar las mismas decisiones que él. Ojalá nunca tenga que volver a disparar a un elefante.
Veréis que es fácil navigar desde ese ensayo a otros artículos de Orwell. En realidad, di con la página buscando información sobre el antisemitismo en Europa antes de la 2GM, para un extenso artículo que estoy preparando. Encontré mucho más de lo que buscaba, pero no es éste el momento de hablar sobre ello.

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martes, abril 24, 2007

¿El principio del fin?

Como fichas de dominóSe veía venir. Las acciones en bolsa de la compañía Astroc han caído en picada, y han arrastrado con ellas a la mayoría de las restantes empresas del sector. No sólo se veía venir: incluso algún psociata irresponsable ha llegado a apostar a favor de ello.
La economía es un animal impredecible, y más para alguien como yo, que no soy un especialista. Pero esto va a perjudicar al mercado de trabajo, inevitablemente. Quizás se note menos al principio, porque los primeros puestos que van a caer están en manos de inmigrantes, y nuestros psociatas despacho-dependientes estarán muy lejos para verlo. Pero en el momento en que lo sientan, ya será tarde: se habrá producido una implosión.
No sé si se podrá hacer algo, o si aún hay tiempo para ello. Pero se veía venir.

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lunes, abril 23, 2007

Las Aventuras del Tío Moe: ciencia moeña

Bodhidharma, coño, sólo es Bodhidharma...Despeje, por favor, un área en el suelo de unos dos metros de largo por metro medio o dos metros de ancho. Asegúrese de que nadie le ve, y lea ahora esto:
Venga, ya se puede descojonar a placer y rodar por el suelo riéndose de las paridas del tío Moe, uno de nuestros más famosos afectados por el Síndrome de Geppetto: aquel que hace que su portadores confundan leños parlantes con zarzas ardientes.
La frase corresponde a la batalla entre Bilbaopundit y nuestra lumbrera del MILF (Movimiento Indígena para la Liberación de Flandes). Digo batalla por darle cierto tono épico, porque hasta el momento, lo que hemos presenciado es al bilbaíno dándole estopa al célebre inventor de la gimnasia española, que debe estar maldiciendo a su apoderado por no acabar de encontrar la puñetera toalla.
Sería innoble e injusto apuntarse a la caza de una liebre que ya está en la cazuela, pero será divertido comentar el combate… vale, exageraba… la paliza. Y hay detalles interesantes que aclarar. Por ejemplo, la descojonante frase que he citado revela la realidad del método científico moeño, que no es más que la forma jesuita de fingir que se está pensando.
Hace un tiempo se discutía en los comentarios de la bitácora del tío Pío sobre física cuántica y otras naderías. Uno de los creyentes en San Pepino, una persona con una innegable cultura “humanista” (por llamarla de alguna manera) se empeñaba en que la discusión comenzase por definir qué es materia. Por supuesto, eso es imposible. Y al llegar a este punto, los milfers presentes reclamaban la victoria, o al menos, un indigno empate.
Por supuesto que no existe una definición de materia que merezca la pena. Los libros de “solfeo y teoría musical” que estudié de niño comenzaban invariablemente con frases huecas como:
La música es el arte de combinar los sonidos y el tiempo.
Cojonudo. Ahora que ya lo sabemos, escribamos una sinfonía.
Lo que ocurre con estas definiciones huecas es revelador: el jesuita que pretende explicar el mundo sentado en su despacho comienza “definiendo” el problema, con la esperanza de que la propia definición traiga consigo la solución del enigma. Por ejemplo:
- ¡Hermano Moa, hermano Moa! ¡La catatrepa ha entrado en crisis!
- ¡Disciplina, Martínez! - y dirigiéndose a la clase - ¡Que no cunda el pánico, señores! Veamos, ¿qué es una catatrepa?
- Una cata que trepa.
- Efectivamente. ¿Y qué es una crisis?
- Una mutación importante en el desarrollo de un proceso.
- ¿De dónde lo ha sacado, Rodríguez? – ceño fruncido - ¿de la Wiki o del DRAE?
- De un folleto del Grupo Intereconomía, padre.
- Bien, Rodríguez. – ceño desfruncido – Entonces, si la catatrepa ha entrado en crisis, ¿a qué se debe?
Silencio.
- Vamos, ¡si es que tenéis la solución delante!
Silencio embarazoso.
- ¡Señor, Señor! – en ambas ocasiones, con mayúscula - ¡Es evidente que se trata de una crisis espiritual! ¡La catatrepa ha perdido su fe en el proceso trepador!
- ¡Aaaaaaah!
- Así que, Martínez, regrese al lado de la catatrepa, anímela y confórtela. Aquí tiene: los cuatro tomos de la vida de San Pancracio. Nosotros seguiremos la clase. Decía que Corinto y Megara pidieron ayuda a Esparta para…
- ¡Auuuuuuchhhh! ¡Puta catatrepa! ¡Me ha mordido la muy zorra!
Recuerde: para un milfer, la definición del problema lleva implícita su solución. Esto le evita al milfer tener que lidiar con el mugriento y siempre azaroso método experimental. También hace poco, Moa se burlaba de Savater porque éste había dicho que no sabía qué era "dios". Replicaba nuestro gimnasta español, con cierta razón, que tampoco sabemos qué es materia, pero juzgamos su existencia de acuerdo a sus efectos. Lo que se le olvidaba añadir es que los científicos, e incluso algunos filósofos, dependen del experimento, mientras que en teología, experimentar con lo divino está muy mal visto (vea El Laboratorio de Gedeón). Por cierto, aún sigo vivo...
Como solía repetir Bodhidharma, el Bárbaro de los Ojos Azules de las crónicas budistas chinas, el ignorante se regocija con las palabras como el elefante que se revuelca en el barro. Elefantes enanos moeños incluidos.

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domingo, abril 22, 2007

El frondoso bosquecillo de la mujer de Ruskin

egún nuestra medida, los prerrafaelitas eran una panda de tipos raros, pero ¿quién no lo era en la Inglaterra de la reina Victoria? La pérfida Albión, en el esplendor de su grandeza imperial, se había convertido en un club de chiflados. Los prerrafaelitas eran algo parecido a la comisión de festejos del club. Y dentro de aquella comisión de festejos, que se parecía sospechosamente a la mesa del té de Alicia, el papel de sombrerero loco lo interpretaba gustosamente el John Ruskin de esta historia, que además de inglés, victoriano, chalado y prerrafaelita, era socialista, el muy cabrón.
... so early in the morning.Nuestro sombrerero loco tenía también su pequeña Alicia: la joven Ephie Gray, que tenía doce años cuando Ruskin, de veintitrés, le dedicó una pequeña y prescindible novela sobre elfos, reyes enanos y lo rentable que resulta comportarse con decoro. Se le podría perdonar el detalle… si no fuera porque, seis años más tarde, en cuanto la pequeña Ephie tuvo la edad exigida por la ley, el sombrerero loco la llevó al altar.
Oh, sí, almas sensibles y escandalizadas, también Poe se lió con su primita Virginia, y el propio Carroll dio mucho que hablar en su momento (aunque al parecer, hubo más chismografía que verdadero escándalo en la historia del conejo blanco). Pero Poe y Carroll, al menos, nos dejaron una obra memorable, ¡y es que no eran socialistas! El hada madrina que presidió el nacimiento del amigo Ruskin llegó borracha de láudano al acontecimiento, y debió empapar al recién nacido de chifladura y socialismo mientras rebuscaba inútilmente entre sus ropas el frasquito del talento.
Como decía, llegó el día en el que un feliz y ansioso John Ruskin desposó a la joven y nerviosa Ephie. Y hubo banquetes, y se arrojaron flores y confetis. Y cuando el último rayo de Sol desapareció en el horizonte con el último coñazo de invitado, llegó eso que llaman la “noche de bodas”. Es fácil imaginar a la ingenua parejita gastándose inocentes bromitas mientras se dirigían al escenario del crimen. Es fácil imaginar a la Ephie echando a John temporalmente del santuario, mientras se vestía o desvestía para matar. Es fácil imaginar el nerviosismo del ansioso Johnny cuando finalmente Ephie le espetó con su acento escocés, “ven pacá, macizo”...
Un poco más difícil es comprender lo que pasó después. Al parecer, Ephie dejó entreabierta la puerta del corral, y el amigo Ruskin tuvo una clara imagen de la espesa lana de la corderita. Y Ruskin, que era un esteta que sólo conocía los coños inexistentes de las estatuas griegas se quedó petrificado y espantujado ante la visión del bosque sagrado de Diana Cazadora.
No hubo consumación aquella noche. Ni la siguiente. Ruskin desarrolló una intensa aversión por su mujer, y según confesión propia, dedicó el resto de sus días al “pequeño suicidio cotidiano”, que es una bella forma de decir que se mataba diariamente a pajas, como un mono en una jaula. Al cabo de seis años de sequía total, Euphemia se hartó y se largó con Millais, pintor prerrafaelita y protegido del esteta, pero lo suficientemente sensato como para saber qué es lo que suele brotar donde se unen el tronco y las extremidades. Al parecer, Ephie se desquitó sobradamente del ayuno, porque le dio nada menos que ocho churumbeles al pintor (y alguna mancha, supongo, en el suelo del estudio).
Para desgracia de Ruskin, el asunto se hizo público porque Ephie pidió y consiguió la nulidad matrimonial. De modo que Ruskin, además de continuar con sus pequeños vicios, se entregó casi por completo a sus ideas socialistas.
... ah, sí, nuestro chiflado se volvió a enamorar, pero esta vez, de otra lolita chiflada llamada Rose la Touche; nombre premonitorio donde los haya, como enseguida veremos. Esta obsesión en la repetición de los detalles es lo que los santones orientales llaman karma: la chiquilla tenía diez años cuando Ruskin plantó sus pervertidos ojos en ella, y recibió una propuesta formal de casamiento en cuanto cumplió los dieciocho. Pero Ruskin ya arrastraba fama de socialista, y los preocupados padres prefirieron conocer la opinión de Ephie, quien no se cortó un pelo en su respuesta. La aventura terminó trágicamente: Rose la Touche estaba también algo tocada del ala, padecía anorexia y algún otro desquiciamiento mal catalogado. La internaron en un hospital de día y murió en poco menos de un año.
Ruskin también fue a menos. Su salud se resintió, sus nervios se quebraron, y comenzó a padecer ataques nerviosos y alucinaciones. Durante una de ellas, predijo la llegada de ZP a España y el descenso a segunda del Atleti. Al día siguiente de este episodio, al recobrar el sentido y leer su propia profecía, se llevó una mano al corazón, puso los ojos como platos y la palmó.
Lo enterraron en un terreno cuidadosamente defoliado, pero en muy poco tiempo, el musgo y la hiedra cubrieron su tumba.

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jueves, abril 19, 2007

El final de Marcos

Un apunte rápido sobre el final del libro de Marcos: aquí está el enlace, para Arbok que me lo pidió, a una opinión "desde dentro":
No tengo tiempo ahora para reunir más enlaces, pero es un tema interesante. Para quien nunca haya escuchado algo sobre esto: es opinión segura y contrastada que el libro de Marcos termina en el versículo ocho del capítulo 16, con la frase:
Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque estaban sobrecogidas de temor y espanto. Y nada dijeron a nadie, porque tenían mucho miedo.
La categórica afirmación está basada en hechos históricos y documentales, no en conjeturas sobre el texto, y sería un poco largo de explicar, pero para quien quiera un indicio interesante, compare lo anterior con lo que se cuenta en el versículo diez:
Ella fue a anunciarlo a los que habían estado con él...
Ah, sí... hay formas de reconciliar ambas frases, por supuesto... pero ésta no es, ni mucho menos, una de las pruebas. Lo siento.
De hecho, hay muchos más "misterios" en este libro. Marcos, sistemáticamente, pinta a unos apóstoles que no se enteran de lo que Jesús les cuenta: aquí es donde se narra, por primera vez, las negaciones de Pedro. El famoso "dejad que los niños vengan a mí" es un regaño directo a sus discípulos y su aparente tozudez. Está también el enigmático pasaje del joven que, tras la captura en Getsemaní, sigue a la comitiva con sólo una sábana encima, y que escapa desnudo a continuación. Está el "joven" vestido con una túnica blanca, que aparece sentado a la derecha en la tumba. Es común pensar que se trata de un "ángel"... pero no es más que un mondegreen: nuestra mente adaptando los hechos a nuestras expectativas.
Y éstas sólo son pistas sobre el mensaje que Marcos, o quien así firmaba, quería transmitir a sus lectores: un mensaje más bien esotérico. Hay muchos más detalles interesantes en este evangelio y los restantes, y muchas contradicciones internas y externas, pero esta historia se alargaría demasiado. En otro momento...

La lista de "mondegrines" conocidos es interminable. Ahí va uno de mis favoritos: ¿sabe qué es el "pull it surprise"?

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miércoles, abril 18, 2007

Cinderella

Falling angelLejos de la gran ciudad,
en su celda junto al mar,
la princesa de mis sueños
pasa el día en soledad.
Como un ángel de cristal,
llora y mira su reloj.
Mientras pasa el tiempo,
por momentos
se le quiebra el corazón.

Quiero contigo volar,
pues en mis sueños
prisionera estás.

Cinderella, si quisieras,
daría mi vida entera
por verte sonreír.
Que en tus labios la tristeza
ceda ante la primavera.
Quiero estar junto a ti...

Un buen día despertarás
mientras duerme tu guardián.
Y saldrás corriendo de tu encierro:
aunque no haya vuelta atrás.
Sin pensar te arrojas al mar,
y sin alas intentas volar,
pero te detengo, te sostengo
y volamos como en sueños.

Quiero contigo escapar
a ese otro mundo azul,
hacia un lejano resplandor
en donde brille nuestra luz.

Cinderella, prisionera,
te daré mi alma entera
por verte sonreír.
Ya en tus ojos no hay tristeza,
brilla en ti la primavera.
Quiero estar junto a ti.

:) Que no cunda el pánico: no es poesía, sino la letra de una cancioncilla que acabo de componer. Como "poeta" no ganaría ni para pagar el papel, pero las letras son mucho más sencillas para escribir. Esta es una balada heavy (oh my gosh!) que se me ocurrió ayer a mediodía y he terminado ahora: parece que lo que no me mata, me hace más fuerte.

Si tienes un grupo y te interesa, te puedo pasar la música.

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martes, abril 17, 2007

Sansebastián

Isabel SansebastiánDice Isabel Sansebastián que hay que prohibir las armas de fuego (en los Estados Unidos, observe bien) y los videojuegos. Luego aclara: "los violentos". Claro...
Yo no llego a saber tanto como lo que hay que hacer... y mira que me considero inteligente. A lo más que llego es a saber lo que pasa cuando uno aprieta cada uno de los botones principales de la máquina social. Más exactamente, lo que pasa en los primeros diez minutos después de apretar el botón. Si pulso dos botones, ya me pierdo.
¿Quieres suprimir los impulsos violentos, Isabel? Hazlo. Pero vas a tener que arrastrar a la gente al ejército de los Estados Unidos. Es un país violento, pero ese país violento nos ha sacado las castañas del fuego cuantas veces han caído nuestras castañas sobre las llamas desde que Europa dejo de ser "violenta". Si eso ocurre, Isabelita, ¿quién será nuestro salvador la próxima vez? ¿Benedicto XVI, que irá a tocar el piano a nuestros enemigos? Oh, sí, no sería la primera vez. Así fue como nos libramos de Atila: pagando a los paganos, lo que suena a dark sarcasm in the classroom. Habría que escuchar la historia según Atila.
Luego dice la Sansebastián que hay que eliminar la idea del éxito como medida visible del triunfo. Sí, ya sé que suena a redundancia o disparate, pero fue más o menos la idea. Resulta que la Sansebastián es de "derechas"... en España: es nuestra Ann Coulter, la "rubia que no se corta un pelo". Y es una persona que se ha ganado el respeto con un par de vísceras, denunciado las burradas del nazionanismo vascuence. Sorprende, por lo tanto, ese odio al éxito (¿será al ajeno?), pero no tendría que ser así. Ese odio lo cobija y profesa una persona que cree en un Dios que vino a este mundo y terminó clavado en una cruz, que dicen que prometió volver, y a quien todavía hay quienes lo esperan.
Yo no. Yo quiero triunfar, quiero vivir de puta madre y quiero ser el mejor en algo. Y cultivar mi jardín, a salvo de los Atilas de este mundo.
Pero vivo en un país que odia a los triunfadores.

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viernes, abril 13, 2007

ME CAGO EN DIOS

Ahí tienes, Ser Divino...
Voy a hacer un experimento teológico: todos los meses, durante la primera semana, subiré una copia de este post a Internet. Me imagino que, si el Dios que adoráis puede leer la mente de sus criaturas, el muy cabrón tenga también conexión de banda ancha. Si no, ¡vaya mierda de dios el vuestro! Supermán está constantemente conectado a la red; sin cables, por supuesto.
El experimento tiene un doble propósito. El primero es ver si existe, y si existe, si castiga a la gente por hacer estas cosas. Si veis que pasa un mes sin que reenvíe el mensaje, es que papá Jehová (o Yahveh, o Alá o como coño se llame) me ha hecho kaput. Supongo que al final la palmaré, como todo humano. Pero si la palmo dentro de un mes, un año o cuarenta, ¡vaya rapidez la de vuestro Dios! Es más lento que la justicia española, el muy cabrón.
El segundo es ver cuánto me duran los amigos. Los de verdad, quiero decir.
¿Por qué ahora? Porque me he dado cuenta, de repente, que paso buena parte del día haciendo el gilipollas y respondiendo a meapilas o a comunistas. Gente que no se lo merece. Por tanto, os digo, pequeñines: iros en masa a que os den por culo. Y no responderé comentarios, aviso...
Y POR SI NO HA QUEDADO BIEN CLARO: ¡¡¡ME CAGO EN DIOS CABRON Y LAS PUTAS TETAS DE LA VIRGEN Y EL MARICON DEL NIÑO JESUS!!!

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miércoles, abril 11, 2007

Javito...

Unai, el Pingüino Samurai, cirujano de la Ruby... idiotito, merlucito, ve a que te den por el culito.
La Ruby te puede ayudar, con toda seguridad, pero ten cuidado si te presenta a Unai, el Pingüino Samurai, que fue el carnicero que le hizo la pichatomía a plazos. Las castraciones no las cubre la Seguridad Social.
Y por fa, escribe algún comentario quejica de esos tan divertidos que se te dan tan bien... que después de descojonarme te los voy a borrar de todos modos.

... ah: una gilipollografía es la fotobiografía fugaz de un gilipollas permanente. Alégrate, Memito, pues he estrenado la sección contigo.

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lunes, abril 09, 2007

Loctite Sin Fronteras

Nota de Prensa
"Loctite Sin Fronteras" es una organización no gubernamental dedicada a promover el uso de pegamento en las Islas Filipinas como alternativa al tradicional clavo y martillo de las celebraciones de Semana Santa en las islas.
Hacemos también un llamamiento a las empresas químicas, como la Muysanta y la Deuxpoints, para que inviertan en el desarrollo de pegamentos industriales que sean lo suficientemente potentes como para mantener un filipino de tamaño medio adherido a un poste de madera vertical durante al menos seis horas, y que a la misma vez, seque lo suficientemente despacio como para poder hacer pequeños ajustes en la verticalidad del filipino antes de darlo por crucificado.
Solicitamos también cooperación por parte de los fabricantes de cuchillas de afeitar, pues sospechamos que, una vez sustituidos los clavos por Loctite, estos masoquistas filipinos seguramente idearán alguna forma para seguir sufriendo igual que antes. En concreto, disponemos de informes en los que se asegura que, ante tal blasfema medida, ya hay cristos filipinos dispuestos a dejarse crecer los pelos de la espalda.
Trabajamos por un mundo con el mínimo factible de idiotas.
LOCTITE SIN FRONTERAS

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Los Cien Mil Hijos de San Pepino

En el fondo, sólo eran niños.
Nos gusta pensar que la infancia es una edad feliz, pero es porque no recordamos la propia. No se puede ser feliz con ese monstruo bizco que acostumbra dormir bajo nuestras camas. Hay un demonio escondido dentro de cada gato negro, y mamá se transforma por las noches en una bruja envenenadora, que patrulla el vecindario montada en su escoba, en busca de algún hijo de vecino con quien saciar su hambre oscura. ¿Os extraña que vuestros hijos se resistan tanto cuando llega la hora de dormir?

Génesis

¡Bienaventuradas las hortalizas!Los niños de mi cuento eran especialmente aprensivos. Más bien, eran todos un hatajo de cobardes y cagainas. Para calmar sus muchos miedos, se inventaron una extraña historia. En realidad, la copiaron de los babilonios, quienes la habían copiado a su vez de los sumerios, que fueron los que inventaron casi todo en la noche de los tiempos. Como detalle final, le añadieron algunas pinceladas egipcias: ese pequeño toque de mal gusto que sirve para hacer creíble cualquier mediocre terror.
Pero en el fondo eran niños, no literatos, y lo que había sido originalmente una excusa sumeria para campesinos adultos que querían ir de putas una vez al año, fue transformada en una trama absurda, llena de ruido y furia; en ocasiones, incluso siniestra. La historia trataba ahora sobre un padre colérico que se enojaba con sus hijos majaderos porque se comían la última manzana, y sólo se aplacaba cuando los traviesos chavalines asesinaban alevosamente al obediente hijo mayor, del que nadie había oído hablar hasta ese momento. Todo muy razonable, emotivo y rebosante de lógica y sentido común.
Un buen día, decidieron escenificar el drama. Pillaron un pepinillo fresco de la huerta y lo enterraron bien profundo. Esperaron tres días, y lo sacaron a la luz. Pero el pobre pepinillo, el hijo del pepino, se había podrido y olía a gangrena psocialista. ¡Si al menos lo hubiesen ahogado en salmuera y vinagre!
Volvieron a cubrirlo de tierra y se reunieron a su alrededor, con las manos enlazadas, apretando tan fuertemente los párpados que a uno se le escapó un pedo (luego lo negó tres veces). Cantaron a coro, a pleno pulmón: ¡creemos en las hadas, vaya si creemos! Pero el pepinillo seguía tieso. Pensaron en cosas tristes e intensas, hasta que las lágrimas bañaron sus ojos, y las derramaron sobre el inerte vegetal. El pepino, sin embargo, no se dio por enterado.
A uno de los chicos, que odiaba a las chicas y le gustaba azotar y ser azotado, se le ocurrió la tontería de que sólo la sangre podía dar la vida. A pesar de que la idea disgustaba a la mayoría, el retorcido crío se azotó los lomos hasta sangrar, y dejó caer unas pocas gotas carmesí sobre el fetiche. Explicó a los demás que su acto era una sentida demostración de su fe que había que respetar, y muchos de los renuentes le imitaron entonces. Unos, por el amor al desafío. Otros, para que los demás no adivinasen que su fe flaqueaba. La mayoría, porque aquello del respeto sonaba de puta madre. Pero el pepinillo, ¡ay!, siguió muriendo.
Entonces llegó el turno de los más imaginativos. Uno sostuvo que el vegetal nunca había existido, que se había tratado, desde el primer momento, de una ilusión de los sentidos. El verdadero Pepino Inmortal, en todo su esplendor vegetal, florecía y reinaba en la Huerta del Más Allá, donde los árboles producen salchichas y los ríos son de Coca Cola. Enseguida, la trama se complicó: el Pepino había prometido volver para vengarse de sus enemigos, que curiosamente, no eran los vegetarianos sino los carnívoros. Mientras esperaban el Retorno del Pepinillo, los niños debían comer ensalada de pepinos todos los fines de semana, para no olvidar la promesa. Hubo protestas, y llovieron insultos y puñetazos, porque algunos consideraron exagerado devorar tanta verdura. Al final, triunfaron los partidarios de comer la ensalada una sola vez al año, y entre todos acordaron sustituirlas por galletitas durante los fines de semana. Así lo hicieron durante años, y al pepino le importó un rábano y un comino.
Pasaron años, y más años, y luego siglos, y al final milenios, y no se producía el anhelado Regreso de la Hortaliza. Los conjurados se convencieron de que no habría Retorno hasta que todos los niños del mundo gritaran con pasión, al mismo tiempo, aquello de ¡creemos en las hadas!, que con el paso del tiempo había degenerado en un ¡creemos en el brócoli!, ¡creemos en las tres mazorcas! y otros credos igual de atrabiliarios. Recorrieron la ciudad armados de pepinos, y al que no quería comulgar con el vegetal, se lo embutían por salva sea la parte.
Un buen día, los hijos de un vendedor de alfombras, un conocido traficante de baja estofa, invadieron el yermo donde yacía el vegetal cadáver, y se justificaron alegando que la función del pepinillo era servir de abono para la llegada del Boniato, loado sea. Como los cerdos comen boniato, declararon que los cerdos eran animales inmundos, al igual que esos perros que tan alegremente meaban sobre las plantaciones del Sagrado Tubérculo. El barrio se convirtió en el escenario de frecuentes peleas entre los fanáticos del Pepino y los adoradores del Boniato. Y aunque al principio parecía que prevalecerían los de la secta del tubérculo, la suerte finalmente sonrió a los devotos del Pepino, que atribuyeron su victoria a un milagro de Santa Hortaliza, patrona de las dietas de adelgazamiento.

Apocalipsis cum figuris

Pasado un tiempo, alguien compró el terreno y construyó una embotelladora de refrescos sobre la tumba pepinácea. La embotelladora fabricaba una bebida a la que bautizaron Acuario, en velado homenaje al signo zodiacal. Sabía sospechosamente a batido de pepinos, pero cuando se bebía muy fría, casi nadie notaba el extraño sabor.
"¡Sacrilegio!", gritaron los unos. "¡Grande es el Boniato!", chillaron los otros. Y aunque la embotelladora era una bendición para el barrio, pues daba trabajo a los padres de todos aquellos maleantes y liantes, las bandas armadas acordaron un armisticio y concentraron sus energías en echar de la ciudad a aquellos incrédulos bebedores de agua con gas. De ser posible, arrojándolos al mar.
Se reunieron en hordas, tribus y rebaños alrededor de la fábrica y acordonaron la zona, interrumpiendo el tráfico. Luego hicieron el corro, tomándose de las manos, y a una señal apretaron los párpados, dejaron escapar alguna que otra ventosidad, y arrancaron a cantar "¡creemos en las hadas, vaya si creemos! ¡creemos en las hadas, y en el Boniato, y en el Pepino! ¡vaya si creemos!". Los más masoquistas se flagelaban y cortaban las carnes en homenaje al Pepino de ensalada y al Decimosegundo Boniato Oculto, que como buen tubérculo, se había ocultado bajo tierra tras ser privado de su corteza por unos herejes malvados.
Un filipino desempleado que pasaba por allí, se hizo clavar sobre un poste de madera, representando el sufrimiento del Pepino encurtido al ser atravesado por el palillo de madera de un sándwich vegetal. A un transeunte despistado se le ocurrió gritar:
- ¡Filipino, gilipollas! ¡Podían haberte pegado al poste con Loctite! - y la muchedumbre enfurecida lo linchó, colgando luego su cadáver en el poste vecino, a modo de escarmiento.
Las manos del asiático se quedaron inútiles tras el empalamiento, pero aquello no importó demasiado a su propietario, porque de todas maneras, no tenía planes para hacer nada de provecho con ellas.
De cuando en cuando, algún empleado de la fábrica asomaba la cabeza por la ventana y se mofaba de los sitiadores:
- ¡Sandías! ¡Raza de sandías!
Y los píos pepinianos replicaban indignados:
- ¡Blasfemos! ¡Tenéis suerte de que somos pacíficos! ¡Sois unos cobardes porque no se lo decís también a los del Boniato!
Pero cuando el bromista de turno se burlaba de los boniatos, los pepinos se ponían de parte de estos últimos, invariablemente. Y es que les llegaba al alma eso de que los llamasen "sandías".[nota]
Y así transcurrieron años y más años, y el tumulto se convirtió en costumbre, y la costumbre en tradición. Los del Boniato, cavaban túneles con la esperanza de encontrar el escondite del Decimosegundo Boniato Oculto y toda su tropa. Los del Pepino, aguardaban temblorosos la segunda llegada de la cucurbitácea, e invertían sus energías en apaciguar periódicamente a los belicosos hijos de la gran batata. Cuando se les resecaban demasiado las gargantas, boniatos y pepinos acudían a la máquina de bebidas y disfrutaban calladamente de una fría y deliciosa lata de Acuario. De cuando en cuando, el camión del reparto atropellaba a algún exaltado, o un túnel de boniatos se derrumbaba sobre sus perpetradores. Entonces la tropa se encabritaba y salía en la prensa. Pero en general, todo el mundo bebía su Acuario helado, a pesar de su sospechoso sabor a batido de pepinos.
En el fondo, ya no eran niños, y habían pasado tanto tiempo con los ojos cerrados que la luz les cegaba y no reconocían el mundo que había florecido a su alrededor.

Nota: Existe, sin embargo, un "melón de pepino", el Solanum Muricatum, que se cultiva en Chile y Perú.
Otra nota: Originalmente, la secta pepiniana se expandió gracias a las mujeres. Las supersticiosas madres de aquello críos consideraron una bendición el que sus retoños sintiesen tan súbito interés por los frutos de la huerta y las hierbas del bosque. Con tal de que se comiesen la ensalada, llegaron a aceptar historias absurdas como aquella del triple pepino mutante o la de la asunción de la calabaza.
Ultima nota: Observará que no he incluído un dibujo del Boniato. He querido evitar problemas con los boniatomanes, pues estos prohiben la representación gráfica del Tubérculo. Además, el Santo Pepo, que es como los pepinianos llaman al jefe de su secta, ha dictaminado que también es blasfemia cagarse en el puto Boniato.

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The riddle of his existence

... pero es que hay pocas cosas nuevas bajo el Sol y la Luna:
Sometimes, though not often, he had dreams, and they were more painful than the dreams of other boys. For hours he could not be separated from these dreams, though he wailed piteously in them. They had to do, I think, with the riddle of his existence. At such times it had been Wendy's custom to take him out of bed and sit with him on her lap, soothing him in dear ways of her own invention, and when he grew calmer to put him back to bed before he quite woke up, so that he should not know of the indignity to which she had subjected him.
Peter Pan, by J.M. Barrie

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jueves, abril 05, 2007

A dream is a wish


How I wish,
how I wish you were here.
We're just two lost souls
swimming in a fish bowl,
year after year,
Running over the same old ground.
What have we found?
The same old fears.
Wish you were here
Pink Floyd, who else?
Hay quienes están obsesionados con su nariz, o con sus orejas, y sueñan con reunir el dinero y el tiempo para que el cirujano las corrija. Estoy contento con mi nariz, mis orejas y mis otras partes del cuerpo, pero me gustaría poder corregir mis sueños. No soñar más. ¿Para qué? Los sueños son estúpidos. Ecos de una canción que alguien cantó hace diez años. Reverberaciones de un rostro que empezabas a olvidar.
¿El infierno? No me lo imagino oliendo a fuego y azufre. Sólo una larga hilera de asépticas camas de hospital. Y almas condenadas que se retuercen soñando las historias que el hermano malvado de Ole Lukøje les susurra a través de la megafonía.

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martes, abril 03, 2007

Cunde el ejemplo de Carod

Katatonia is not Spain... y parece que el PSOE tampoco. Hijos de la gran puta...

¡¡¡Dimite, capullo!!!!Y ya puestos, ¿qué espera el psociata cabrón sonriente de la foto para dimitir? Este señor dijo en su momento que lo peor que le podía pasar a Endesa era ser fragmentada. Pues bien, justo eso es lo que ha pasado: se la han repartido una empresa alemana... y nada más y nada menos que el Estado italiano. La credibilidad de la economía española a tomar por la retaguardia. La propia credibilidad de la UE, a tomar buñuelos. Y torrijas, que tocan.
¿Yo? Euroescéptico visceral.

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lunes, abril 02, 2007

Leña a Ahmosdíñalaya


:) Cortesía de Cox & Forkum, como tantas otras veces...

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Tangled

Tangled
PS: :) No, no soy yo. Es sólo una prueba.
La frase es de una canción de 4 Non Blondes.

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